Me llevo tu media sonrisa,
la que dejaste escapar cuando te invité a salir.
Me llevo los meses de invierno,
confesando secretos,
derritiendo el amor que te di.
Y di, ¿qué viste en mí
para aceptar aquella tarde
y ahora dejarlo todo así?
Y ahogándome el recuerdo,
ahogándome tu adiós,
sonaron las sirenas
de nuestra triste habitación.
El silencio te destrona,
y el vacío en mi interior
se hace eterno y me devora,
hay un abismo entre los dos.
Te llevas la triste rutina,
el insulto y el asco,
la angustia de verme a tu lado feliz.
Y te llevas el rencor y el reproche,
los mensajes de noche,
mientras yo fingía dormir.
Y di, ¿qué viste en mí
para aceptar aquella tarde
y ahora dejarlo todo así?
Y ahogándome el recuerdo,
ahogándome tu adiós,
sonaron las sirenas
en nuestra triste habitación.
El silencio te destrona,
y el vacío en mi interior
se hace eterno y me devora,
hay un abismo entre los dos.
Y pobre de mí,
supe siempre que te ibas a ir,
pero no tuve el valor
de aceptar tu traición.
Y pobre de mí,
supe siempre que te ibas a ir,
pero no tuve el valor
de aceptar tu traición.